Poseedor de claro talento, quiso consagrarse a Dios en el estado
empezó una vida de ardiente celo que sucesivamente ejercitó en su pueblo natal, después como Coadjutor de Aspe y finalmente, como Coadjutor de Caudete y Capellán de la Ermita de Santa Ana, enclavada en un barrio extremo de dicha villa, donde realizó una labor meritísima a favor, principalmente, de la niñez, conquistándose por ello generales elogios.
dedicaba su tiempo a la niñez y juventud en la parroquia de Santa Catalina, pero
muchas veces subía con todos a la ermita de Santa Ana.
Al estallar la revolución, para sustraerse al furor antirreligioso de unos cuantos, huyó a Barcelona, refugiándose en casa de su hermano Manuel allí residente en la calle Mallorca.
que unos milicianos, el día 27 de agosto, fueron a comprobar su identidad y que se
marchaban sin detenerlo, pero una mujer de Caudete que vivía cerca, indicó a los
milicianos que aquel a quien habían preguntado era cura.
cadáver en la Barriada “Casa Antúnez”, con el rosario en la mano. Se le enterró el día 2 de septiembre en una fosa común del cementerio 9.